
Nos dice el autor en la introducción: “En los primeros capítulos analizaré la historia occidental de las marcas corporales, especialmente los tatuajes. En los años sesenta, los tatuajes eran una forma popular, esencialmente masculina y algo transgresora, de mostrar una singularidad radical y la disidencia con la sociedad burguesa, y eran comunes en el pueblo trabajador: obreros, camioneros, marineros, soldados, y también en delincuentes. A los ‘matones’ les interesaba mucho como una forma de afirmar su virilidad, de ahí que los gráficos sean a menudo pornográficos y machistas. Todo cambió a partir de los años ochenta. Se abrieron cada vez más boutiques en pueblos y ciudades, y los tatuadores se convirtieron en artistas del cuerpo, con diseños gráficos más elaborados y estéticos que en los primeros tiempos del tatuaje. Hoy, una actitud consumista está popularizando los tatuajes por tod...leer más






