México, 1913. Mientras las calles de la capital se llenan de sangre y fuego en lo que Alfonso Reyes llamó “febrero de Caín y de metralla”, en el norte del país, en el estado de Coahuila, el gobernador Venustiano Carranza se apresta a desconocer el mandato del usurpador Huerta y así dar inicio a la segunda etapa de la Revolución, encabezando el movimiento constitucionalista que unos años más tarde lo llevaría a la presidencia.
Si bien los vencedores y vencidos en cada contienda armada son los ejércitos, los coahuilenses Luis Jorge Boone y Julián Herbert nos recuerdan, en El polvo que levantan las botas de los muertos, que esos ejércitos se componen de individuos, y que cada uno de ellos entra en batalla con su propio bagaje de fortalezas y debilidades, miedos y aspiraciones, rencores y esperanzas: en los dos relatos que integran este volumen atestiguamos cómo dos vidas cumplen s...leer más